
La Fórmula 1 es sinónimo de velocidad, precisión y tecnología de punta. Pero lo que muchos fanáticos desconocen es que, detrás del espectáculo en pista, existe una maquinaria logística gigantesca y perfectamente orquestada que permite que este circo global se mueva sin contratiempos de un continente a otro.
Cada temporada, la Fórmula 1 recorre el mundo con más de 20 Grandes Premios, que se celebran en diferentes países, con climas, horarios y normativas completamente distintos.
Esta naturaleza itinerante convierte al campeonato en uno de los mayores desafíos logísticos del deporte moderno. Equipos, autos, motores, piezas de repuesto, herramientas, estructuras de hospitalidad, neumáticos, combustible y personal técnico y administrativo deben desplazarse en tiempo récord.
Transporte aéreo, marítimo y terrestre
La base de esta operación son tres métodos de transporte: aéreo, marítimo y terrestre. La Fórmula 1 trabaja en estrecha colaboración con DHL, su socio logístico oficial, para planificar cada movimiento con meses de anticipación.
Para las carreras que se disputan en distintos continentes, como las de Australia, Japón o América, se utilizan aviones de carga tipo Boeing 747. Cada equipo envía entre 30 y 50 toneladas de equipo, cuidadosamente embalado en cajas especiales, numeradas y codificadas.
Los equipos cuentan con cinco juegos idénticos de equipamiento no esencial —herramientas, muebles de hospitalidad, cocinas, etc.— que se transportan por barco a distintas ubicaciones estratégicas con antelación. Este método, más lento, pero más económico, permite tener material disponible en varios puntos del globo antes de que la temporada comience.
En el caso de las carreras dentro de Europa, el transporte es principalmente terrestre. Convoys de camiones decorados con los colores de los equipos recorren las carreteras entre países transportando los monoplazas, el equipo técnico y las estructuras modulares de boxes y hospitalidad.
Precisión cronometrada
Cada movimiento está planificado al minuto. Una vez que finaliza una carrera, el equipo de logística inicia la desinstalación de los boxes y empaquetado del material. En cuestión de horas, todo debe estar embalado y listo para salir al siguiente destino. Para las llamadas “carreras en semanas consecutivas”, este margen se reduce aún más, y la coordinación se convierte en una auténtica carrera contra el reloj.
Incluso los autos no viajan completamente ensamblados. Para maximizar el espacio, los monoplazas son desmontados parcialmente, con las alas, ruedas, alerones y volantes transportados por separado. En el siguiente circuito, los mecánicos se encargan de rearmarlos con precisión milimétrica.