Cuando Hugo Chávez designó como sucesor a Nicolás Maduro poco antes de morir, algunos dudaron de que el exconductor de autobús y sindicalista fuera capaz de mantener las filas del chavismo unidas sin el carisma y la popularidad del comandante.

Pero Maduro, quien este 10 de enero se juramentó para un tercer periodo presidencial, ya lleva más de 11 años en el poder sin aparentes desafíos internos en las filas chavistas y rodeado de figuras que también fueron herederos de Chávez y que se han mantenido como fieles escuderos de un gobierno que enfrenta ahora una de las mayores crisis de legitimidad que se ha visto en América Latina en tiempos recientes.

Cilia Flores, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y los hermanos Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez son considerados como las voces más autorizadas del gobierno que encabeza Maduro.

Desde hace más de una década ocupan los cargos clave del oficialismo no como simples representantes, sino como figuras con peso propio en la toma de decisiones.

Cuatro de ellos, de hecho, aparecen en la lista de principales líderes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, justo por detrás de Maduro y del “líder eterno” Hugo Chávez. El único que no aparece allí es Padrino, quien por ser miembro de la Fuerza Armada está constitucionalmente impedido de tener oficialmente militancia política.

Todos se encuentran bajo régimen de sanciones personales por parte del gobierno de Estados Unidos y de la Unión Europea, unas medidas que los afectados rechazan y cuestionan.

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