La Policía Civil del sureño estado de Paraná, junto con el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), logró identificar a más de 20 mil personas implicadas en esta práctica ilegal que ya se extiende por varias regiones del país.

Según el programa Fantástico de la TV Globo, una segunda fase de la denominada Operación Hanuman, iniciada el 17 de junio, se cumplió en Paraná, Santa Catarina, Minas Gerais y Sao Paulo, con resultados alarmantes.

Mil animales fueron rescatados, entre ellos especies raras y en peligro como axolotes (salamandras mexicanas), geckos leopardos, tucanes, camaleones, onzas y hasta erizos pigmeos africanos. Al menos 16 personas fueron detenidas en flagrancia.

Los investigadores descubrieron que los traficantes no solo utilizaban audios y videos para ofrecer los animales, sino que también empleaban pegatinas personalizadas, cuentas de terceros para recibir pagos vía Pix (instantáneo), y hasta «marcas registradas» en sus contenidos para ganar credibilidad entre compradores.

Un traficante conocido como Máskara firmaba sus videos con letras verdes, mientras otro apodado Bim Ladem se especializaba en aves, y un tercero, RB, en venta de primates y reptiles.

En el estado de Curitiba, la policía halló un escenario de horror: serpientes, lagartos y decenas de animales muertos dentro de una vivienda alquilada por un veterinario ya arrestado en 2019 por el mismo delito. Tres boas vivían entre escombros, sin condiciones adecuadas.

Las consecuencias ecológicas y éticas son devastadoras. De los 100 animales llevados a un centro especializado en Curitiba, solo 30 podrán ser reintroducidos a la naturaleza, otros 68 no tienen posibilidad de sobrevivir fuera del cautiverio y dos murieron después del rescate.

«Estos no son criadores aficionados ni autorizados, son traficantes que ignoran deliberadamente el sufrimiento animal», subrayó el delegado Guilherme Dias.

Por su parte, el secretario de Seguridad de Paraná, coronel Hudson Teixeira, lamentó que la legislación brasileña aún imponga penas leves.

«Se castiga con apenas seis meses a un año de detención. Es por eso que este crimen sigue siendo altamente lucrativo», señaló.

La investigación, que comenzó en 2023 tras el decomiso de dos celulares de un traficante, reveló cómo el crimen ambiental migró de ferias y mercados físicos a plataformas digitales.

Actualmente existen cientos de grupos en redes sociales funcionando como verdaderas vitrinas de fauna silvestre ilegal, lo que plantea un desafío urgente para las autoridades ambientales y judiciales.

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