21 de December de 2025

Los 10 rituales de Año Nuevo más extraños e impactantes del mundo

Los 10 rituales de Año Nuevo más extraños e impactantes del mundo

El mundo se prepara para despedir el 2025 y, aunque en Ecuador la tradición sugiere salir corriendo con la maleta o usar ropa interior amarilla, en otros lugares del mundo las costumbres resultan un tanto extrañas. Desde rituales con fuego hasta cenas con cenizas, estos son los agüeros más curiosos para empezar el ciclo con el pie derecho.

El misticismo de Oriente: 108 campanadas y lunares para la fortuna

En el continente asiático, la transición de año está cargada de simbolismo espiritual y económico. En Japón, la tradición budista dicta un protocolo de purificación sonora. Según reportes históricos y culturales, los templos tocan sus campanas exactamente 108 veces. Este ritual busca eliminar los 108 pecados o deseos mundanos que acechan al ser humano, permitiendo que el alma entre “limpia” al nuevo ciclo.

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Por otro lado, en Filipinas, la obsesión no es el pecado, sino la prosperidad. Aquí, la geometría juega un papel fundamental: se cree que los círculos representan monedas. Por ello, es común ver a miles de ciudadanos vistiendo prendas con estampados de lunares y llenando sus mesas con frutas redondas para atraer la abundancia económica, una práctica que se ha vuelto viral por su colorido visual.

Los filipinos suelen celebrar en grande la llegada del nuevo año, con una particularidad: lunares.

Los filipinos suelen celebrar en grande la llegada del nuevo año, con una particularidad: lunares. Foto: semana

Europa: saltos al vacío y platos rotos en la puerta

Si usted cree que sus vecinos son ruidosos, en Dinamarca la celebración escala a niveles físicos. La tradición danesa dicta que, justo al dar la medianoche, las personas deben subirse a una silla y dar un salto literal hacia el nuevo año. Pero eso no es todo: para demostrar afecto y desear buena suerte, los daneses rompen platos viejos contra las puertas de las casas de sus amigos y familiares. Entre más loza rota encuentre en su entrada, más popular y afortunado será el próximo año.

los daneses rompen platos viejos contra las puertas de las casas de sus amigos y familiares.

Los daneses rompen platos viejos contra las puertas de las casas de sus amigos y familiares. Foto: semana

En Alemania, la suerte se lee en el metal. Según información recopilada por el portal de viajes Barceló, los alemanes practican el vertido de plomo. Consiste en fundir pequeñas figuras de plomo en una cuchara sobre una vela y verter el metal líquido en agua fría; la forma que tome el metal servirá para adivinar qué le depara el destino en los próximos 12 meses.

Rusia y Latinoamérica: cenizas, fuego y batallas de agua

Uno de los rituales más impactantes ocurre en Rusia. Algunas personas llevan sus deseos al límite de lo comestible. El ritual consiste en escribir un deseo en un trozo de papel, quemarlo, arrojar las cenizas en una copa de champán y beberse la mezcla antes de que el reloj marque las 12:01. Un acto de fe que, para muchos, garantiza el anhelo de ver sus sueños hacerse realidad.

En nuestra región, el fuego es el protagonista. En varios países de Latinoamérica, la quema de los años viejos es una catarsis colectiva. Estos muñecos, rellenos de materiales inflamables y hasta pólvora, abundan en las esquinas de los barrios, a menudo representan personajes políticos o situaciones negativas del año que termina, se incineran para simbolizar que lo malo queda atrás y el camino está despejado.

La quema de los "Años Viejos" es una catarsis colectiva.

La quema de los «Años Viejos» es una catarsis colectiva. 

Finalmente, en países caribeños como Puerto Rico se opta por la frescura. La denominada Batalla de Agua no es solo un juego, es un ritual de limpieza. Los boricuas suelen lanzar cubetas de agua por la ventana o participar en luchas acuáticas para “limpiar” las calles y sus vidas de las malas energías acumuladas, asegurando un inicio de año vibrante y renovado.

¿Por qué seguimos haciendo estos rituales?

Estos agüeros, por extraños que parezcan, cumplen una función psicológica vital: cerrar ciclos. El ser humano necesita hitos simbólicos para procesar el paso del tiempo y renovar la esperanza. Sea saltando de una silla o comiendo lentejas, el objetivo es el mismo: la convicción de que un próspero año nuevo se acerca y que lo mejor está por venir.

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