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Elon Musk y Donald Trump rompieron su ‘bromance’ y ahora son enemigos jurados

Elon Musk y Donald Trump rompieron su ‘bromance’ y ahora son enemigos jurados

Con un disparo. Así fue como se inició la alianza entre Elon Musk, el magnate y CEO de Tesla, X y SpaceX, con Donald Trump, quien entonces era candidato presidencial para su reelección el año pasado. Todo ocurrió luego del intento de asesinato del republicano, del cual se salvó milagrosamente por apenas centímetros. Desde ese día, el hombre más rico del mundo, y una de las figuras más emblemáticas de la industria tecnológica, se puso las botas y se convirtió en un soldado más de la causa trumpista.

En la campaña fueron inseparables. Había mensajes conjuntos, eventos donde compartían como amigos. Y, cuando Trump se hizo presidente, solo aumentó la unión. Musk posaba en retratos con la familia del mandatario, lo defendía a capa y espada en X y en algún momento llegó a declarar: “Amo a Donald Trump tanto como un hombre heterosexual puede amar a otro hombre”. ¿Cómo terminaron odiándose?

Quizás nunca dos hombres tan poderosos y ricos se habían peleado públicamente de tal manera. El espectáculo fue tan impactante que los medios del mundo siguieron minuto a minuto el enfrentamiento para registrar al instante cada trino y reacción de una cascada de insultos y reproches.

El mismo Musk, en medio de esa tormenta digital, posteó un comentario en el que un usuario decía: “Ni los mejores escritores de ficción del mundo podrían haber concebido una línea de tiempo como esta”. El magnate contestó: “100 % de acuerdo”.

Para este momento, el mundo había recibido ya el primer y más grande estruendo enviado por el dueño de X y Tesla. A eso de las dos de la tarde del jueves, Musk explotó contra el presidente y publicó el siguiente mensaje: “Es hora de lanzar la gran bomba: Donald Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”.

La guerra de guerras, como tituló el diario británico The Daily Mail, había estallado. Se trata del peor insulto que ha recibido Trump en los últimos años, algo bastante serio para un hombre acorralado por la Justicia a causa de hechos que incluyen la toma del Capitolio, el mal uso de información clasificada y variados escándalos sexuales. Pero estar en la lista de Epstein es otro nivel.

Es conocido que Trump durante los años noventa y a inicios de los dos mil tuvo una amistad con el fallecido financiero y depredador sexual de menores Jeffrey Epstein. Tienen varias fotos juntos en eventos y fiestas de la alta sociedad. En 2002, el mismo Trump aseguró sobre el empresario: “Es muy divertido estar con él. Incluso se dice que le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de ellas son bastante jóvenes”.

Con la detención de Epstein en 2019 por tráfico sexual de menores, el presidente marcó distancia con el financiero. Aseguró que no lo había visto en más de diez años y que “no era fan” suyo. Trump, sin embargo, nunca ha sido acusado de pertenecer a esas redes de pederastia.

El presidente Trump arremetió contra Musk con fuerza. El viernes, en una entrevista en ABC, se refirió a él como el “hombre que ha perdido la cabeza” y aseguró que, aun cuando lo ha buscado, no tiene ningún interés en verlo. En una dura rueda de prensa, también anunció la cancelación de un contrato espacial de 18.000 millones de dólares con SpaceX y amenazó con imponer aranceles a los vehículos eléctricos de Tesla. Estas medidas provocaron una caída del 14 por ciento en las acciones de la firma automotriz, eliminando 152.000 millones de dólares en su valor de mercado.

Musk, lejos de quedarse de brazos cruzados, también hizo un anuncio que dio un vuelco a la industria espacial. “A la luz de la declaración del presidente sobre la cancelación de mis contratos gubernamentales, SpaceX comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon de inmediato”. Dicha misión es una cápsula creada por la empresa aeroespacial del magnate con el fin de transportar carga y tripulación, especialmente hacia la Estación Espacial Internacional. No obstante, luego se retractó.

Unas horas después, Musk respondió a un usuario de X que preguntó si el presidente debería ser destituido del cargo por su supuesta implicación en el caso Epstein y ser reemplazado por su vicepresidente, JD Vance, a lo que simplemente dijo: “Sí”. Luego volvió a hablar de las medidas económicas y aseguró: “Los aranceles de Trump provocarán una recesión en la segunda mitad de este año”.

La historia de Musk en el Gobierno terminó con grandes frustraciones y muchos explican en eso la violenta arremetida contra Trump. El presidente le encomendó a Musk el Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge, por sus siglas en inglés) con el fin de recortar los gastos que considera innecesarios y limitar el déficit del país, una de las banderas de su Gobierno.

Pero este puesto le costó a Musk más de lo que pudo haber imaginado. Las acciones de Tesla cayeron abruptamente, concesionarios y carros fueron vandalizados y en cuestión de tiempo pasó a ser la figura más odiada de la administración, según las encuestas.

En ese contexto empezó la ruptura de a pocos. La primera vez fue cuando Musk se enfrentó al secretario de Estado, Marco Rubio, pidiéndole más recortes en su cartera, pero este se negó y Trump lo respaldó. Con el pasar de los meses, las funciones del Doge se vieron cada vez más limitadas y el cansancio del magnate era visible. Al final, el sudafricano terminó saliendo del Gobierno en un evento con el mandatario, que le entregó la llave dorada de la Casa Blanca y se fundieron en un amistoso abrazo.

Pero el quiebre definitivo llegó después por la nueva ley fiscal republicana que aumenta los impuestos a las grandes tecnológicas y elimina los incentivos para vehículos eléctricos. Ya no hubo vuelta atrás. La pelea comenzó como una crítica abierta del magnate hacia las políticas financieras del mandatario, aunque era con cierta concordia.

Musk calificó la ley como una “abominación repugnante”. Argumentó que castigaba la innovación y beneficiaba a los “dinosaurios corporativos”. Por su parte, Trump dijo estar “muy decepcionado y sorprendido” con el magnate tecnológico, a quien había “confiado responsabilidades importantes”, y señaló que siempre buscó exenciones de impuestos a los vehículos eléctricos, algo que él desmintió. A partir de ahí, todo se salió de control entre los que antes parecían amigos inseparables.

Musk pasó de crítico de las políticas económicas de Trump a voraz opositor del presidente, a quien calificó de ser un “desagradecido” con él y el impacto que tuvo en la campaña presidencial. “Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Cámara y los republicanos estarían 51-49 en el Senado”, remarcó el magnate. El presidente respondió diciendo que podría haber ganado el disputado estado de Pensilvania sin la ayuda del CEO de Tesla.

En su cuenta de X, Musk lanzó ataques al presidente a través de memes, reposteó mensajes viejos en los que aseguraba que cortaría el gasto excesivo del país y críticas a aliados del mandatario que dieron su aval para el plan financiero que sacó de casillas al magnate. El presidente respondió a través de Truth Social e indicó que su antiguo aliado quería la reducción de impuestos para los autos eléctricos y que ello “lo volvió loco” y por eso lo despidió del Doge. Algo que está probado que no es verdad, ya que el sudafricano nunca se mostró a favor públicamente de dicha exención. Hoy en día, lo que fue un gran amor se ve como un gran odio sin posibilidades de reconciliación.

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