El flujo de migrantes hacia el norte del continente americano a través del tapón del Darién cayó drásticamente en el año que acaba de terminar.

Un total de 302.203 personas, la mayoría con destino a Estados Unidos, se arriesgaron a atravesar esta peligrosa selva entre Colombia y Panamá en 2024.

La cifra supone un descenso del 42% en comparación con la cifra récord de 520.085 del año anterior, según datos del Servicio Nacional de Migración (SNM) panameño.

«Estamos trabajando todos los días para garantizar que la migración ilegal no llegue a la ciudad de Panamá ni al resto del país», afirmó el presidente panameño, José Raúl Mulino, al presentar en la primera semana de enero las cifras que muestran la reducción del tránsito migratorio a través de su territorio.

Alambradas y control biométrico

Con un área de 5.800 km2 solo en la zona de Panamá y un máximo de 80 km de ancho, el tapón del Darién es el único tramo en el que se corta la carretera Panamericana, que une los extremos sur y norte del continente más largo del planeta.

La brecha de 130 km en una vía de más de 30.000 km evidencia la impenetrabilidad de esta extensa barrera natural sin apenas vías de comunicación y llena de peligros, desde animales salvajes y enfermedades tropicales hasta la presencia de células del crimen organizado.

De los 302.203 migrantes de 70 nacionalidades que transitaron la espesa jungla el año pasado, la mayoría eran venezolanos (206.905, el 68%), seguidos por 17.300 colombianos, 16.255 ecuatorianos, 12.345 chinos y 11.909 haitianos, según datos del SNM.

Algo más de la mitad eran hombres adultos, el 28% mujeres y aproximadamente el 21% niños y niñas.

Al menos 55 murieron en el viaje, según datos oficiales de las autoridades panameñas, aunque organizaciones internacionales creen que la cifra real podría ser casi el doble.

En este contexto, el nuevo gobierno panameño ha reforzado el control e identificación de los migrantes, así como la persecución a las redes de tráfico que los envían, con varias medidas.

Una de las más polémicas es la instalación de cercas de alambres de púas de al menos 80 metros de longitud y hasta 3 metros de altura en algunas de las rutas habituales de irregulares por la selva.

Las alambradas bloquean al menos 5 pasos habituales en el Darién, canalizando el flujo migratorio hacia trayectos específicos donde las autoridades esperan a las personas en tránsito para identificarlas.

El gobierno panameño sostiene que su objetivo es evitar que los migrantes conducidos por coyotes a través de la selva acaben siendo víctimas de asesinatos, robos o agresiones sexuales a manos del Clan del Golfo u otras mafias que operan en este inhóspito lugar.

«Establecimos una ruta que llamo yo no la más segura, sino la menos peligrosa, donde se mantiene un patrullaje constante para minimizar los hechos delictivos de los cuales los migrantes estaban siendo víctimas», le dijo a BBC Mundo el director general del Servicio Nacional de Migración de Panamá, Roger Mojica.

Mojica señaló que allí los espera «personal entrenado y capacitado que está perfilando constantemente a las personas que entran y lleva a cabo registros de biometría de la mayor cantidad posible».

José Félix Rodríguez, coordinador de Migración de la Cruz Roja en las Américas, explicó a BBC Mundo que el uso de la biometría para la gestión migratoria es cada vez más común en muchos países, si bien genera preocupaciones en torno al manejo de la información y su impacto en los derechos de los migrantes.

«Nuestra recomendación es abogar por un uso ético de los datos recolectados y compartidos, de modo que su recolección, almacenamiento, tratamiento, uso y distribución no vulneren los derechos de las personas, pongan en riesgo su integridad o limiten el acceso a los sistemas de protección internacional», apuntó.

Más vigilancia y patrullas

Al cierre de los pasos habituales de migrantes por el Darién se sumó, también desde julio, un refuerzo de la vigilancia tanto terrestre como marítima.

«El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) estableció una serie de patrullajes, personal patrullando en la selva, tratando de dar la mayor cobertura y seguridad a las personas que están transitando», explicó el director de Migración panameño.

Eso, indicó, «nos permitió focalizarnos en una sola área y al final se vieron resultados: disminuyeron los reportes de delitos contra migrantes como homicidios, robos y violaciones», y agregó que eso fue un factor clave en la reducción general del 42% en el flujo de tránsito irregular

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